¿Por qué siempre tenemos que sufrir tanto? ¿Por qué para
llegar a la final del Mundial Argentina tiene que tener garra, huevos y pasión?
¿Por qué no llegar cómodos y con una goleada?
Me es inevitable extrapolar las situaciones del fútbol con
la vida cotidiana, la de todos los días. Ahora mismo me siento como un cantante
de una banda noventoza con letras fáciles de replicar por las hinchadas de
futbol, pero es cierto: el fútbol y la vida a veces se parecen.
Desde chica me dijeron que en la vida las cosas se consiguen
con esfuerzo individual, con los populares: “sudor y lágrimas”. Tal como esta selección
llegó a la final, con un marcador ajustado, nunca un 7 a 1. Siempre un 1 a 0 en
los últimos minutos, siempre con una definición por penales. Es la historia de
esta Selección en el Mundial y es nuestra historia como pueblo.
Pero ¿cuál es el resultado?: Aunque pongas todo “lo que hay
que poner”, te esfuerces, la sufras, siempre te van a terminar rompiendo el
orto. Justo cuando finalmente pensabas haber alcanzado la cima del objetivo. Por
más que duela, es así.
No gana, no es feliz quien “pone huevos” y se esfuerza. Sino
quien sabe lo que hay que hacer, quien TIENE todo lo que hay que tener, quien aplasta.
¿Entonces, dónde quedó ese esfuerzo, esa garra, esa lucha? ,
solo en la boca de un país que lo único que hizo fue despotricarte en el antes
(Messi no canta el himno, ¿Quién lo conoce a Rojo?, Es la peor defensa del
mundo, Higuaín está gordo, ¿Qué sabe Sabella?) y vino de rodillas a pedirte
disculpas después. Un país que ahora se siente “orgulloso” de su selección a
pesar de no tener la copa porque pusieron todo “lo que hay que poner”. Los
“Campeones sin copa”, les llaman. Un país que ahora les pide que hagan el doble
para Rusia 2018. Y sí, ahí está. Porque, sépanlo, el esfuerzo y la abnegación
solo son eso, una zanahoria puesta cada vez más lejos, que pide más y más
esfuerzo.
Yo quería ganar y quiero ganar cómodamente, porque una final
no se juega, se gana. No se pelea, no se la lucha, se gana. Y ellos la ganaron.
Alemania es campeón del mundo. Fin de la historia. Y Argentina subcampeón. Nadie más que nosotros, los 42
millones de argentinos, lo vamos a recordar.
Pero no conforme con eso, decimos que esta selección nos
dejó “valores”. ¿Qué son los valores? sino construcciones hegemónicas que el
sistema usa para anularnos. Eso que nos cataliza las acciones “no debidas” y
nos impide ganar. Ganarle a Alemania era indebido. Porque los valores de esta
sociedad dice que Alemania era superior desde todo punto de vista. Y Argentina
solo sorteó adversidades deportivas y morales. Tuvo suerte, hubo magia y
brilló. Alemania fue precisa, justa, y aplastó. Ganó.
Pero… ¿A dónde voy con esto? A que no quiero que nos
quedemos con lo que dicen que dejó esta selección. Esos 23 pibes querían como
yo, ganar. Porque son los mejores del mundo y quieren dejar de esforzarse,
quieren dejar de sufrirla y por una vez en la puta vida solamente gozarla. Me
da bronca que se hable de que esta selección haya dejado “valores”, si hubieran
ganado la copa nadie hablaría de valores. Me da bronca ese culto al esfuerzo
individual inventado por el sistema, para, repito, anularnos y
acostumbrarnos a que hay que sufrirla
para ser felices, hay que pelearla para vivir bien. Ese culto al esfuerzo, a la
dedicación y a la abnegación que solo le es útil al sistema, a quienes nos
manejan, a quienes deciden sobre nosotros, a nadie más.
La felicidad, quiero creerlo así, no es simplemente esfuerzo
acumulado, la felicidad es también dejar afuera a España (ex campeona del
mundo) en primera ronda con un 5 a 1, la felicidad es también ganarle a Brasil
de local por 7 a 1, la felicidad es ser Alemania.
Grite, lloré, viví este mundial siendo Argentina, sufriendo,
peleando, poniendo “lo que hay que poner” (Mascheraneando, dirían algunos) pero
en Rusia 2018 yo y los 23 jugadores queremos ser Alemania.